4 de noviembre de 2008

IIIº campaña de concientizacion sobre el cáncer de mama


Cierro los ojos y mientras avanzo, sueño. Y en mis sueños soy mi presa, que descansa sobre el marco de una ventana hecha de cañas de bambú. Me deleito con el exotismo de la escena. Me río un poco. Abajo está todo tan gris. Estuve a punto de ir hasta el último rincón del cuarto, a tomar agua y a apoyarme en las paredes de bambú, en el techo de bambú, en el piso hecho de cañas de bambú que hacen toc toc cuando camino por el cuarto. Pero me quedo mirando el gris allá abajo y los cuerpos y la pólvora. Hay algo que me aletarga, me obnubila y me hipnotiza, me sume en un sopor de elefante viejo. El viento, algún grito, el viento, toc toc toc...Te hundo el fusil hasta que salga por el otro lado y escarbo en el pecho hasta que las costillas no me dejen más y meto los dedos entre la tercera y la cuarta y, reproduciendo una pinza, te saco un pedacito de corazón. Y con eso ya estoy contenta.

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